Somos seres sociables, necesitamos relacionarnos con los demás y vivimos en sociedad. Por tanto, es importante que sepamos hacerlo de manera eficaz.
Casi todas las habilidades de nuestra vida comenzamos a aprenderlas y ponerlas en práctica en la infancia. Así, para enseñar/aprender habilidades sociales, buscamos que el niño tenga interacciones adecuadas con otras personas que le permitan crear una red social donde aprender una serie de competencias y normas sociales que le serán necesarias en su vida. Reforzamos y corregimos sus conductas sociales para que aprenda qué y cómo comportarse.
El niño utiliza sus habilidades sociales, adquiridas a través del aprendizaje (mediante la observación, la imitación, el ensayo y la información), para conocer a personas, resolver conflictos, hacer y rechazar peticiones, cooperar y buscar cooperación con otros, establecer relaciones íntimas con algunas personas, etc.
En el caso de no haber sido aprendidas en situación natural, puede adquirirlas y mejorarlas a través de un entrenamiento adecuado.
En el CIT-TDA Móstoles, seguimos el programa de intervención ESCePI (programa de enseñanza de habilidades sociales y educación en valores para la convivencia) adaptándolo a los niños con quienes trabajamos, para mejorar su competencia social.
Unido a las habilidades sociales y nuestra competencia social, se encuentran las emociones y la gestión que hacemos de ellas. Una baja tolerancia a la frustración, un periodo de estrés o ansiedad, etc. dificultan nuestro auto-control y, por tanto, lo que hacemos o decimos cuando interactuamos con los demás.
Por el importante papel que las emociones juegan en nuestra vida y en nuestras interacciones sociales, en el CIT-TDA Móstoles trabajamos su conocimiento y auto-gestión a través de entrenamiento con los niños y asesoramiento con los padres/profesores para que sepan guiar a sus hijos/alumnos cuando se encuentren en situaciones emocionales que les cuesten gestionar.
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